jueves, 18 de junio de 2009

Genocidio del Fronton, 23 años despues

MEMORIA PARA NO OLVIDAR
JUSTICIA PARA LAS VICTIMAS DEL HORROR, EL OLVIDO Y LA INDIFERENCIA
"A los asesinos terroristas no los va a amilanar la pena máxima. A la gente irrecuperable tiene que eliminársele de la sociedad... Sepan los subversivos que han herido profundamente a la institución y al país entero y sepan también que han despertado al león..." Julio Pacheco Concha (mayo 1986) / Almirante de la Marina de Guerra del Perú.


Jueves 18 de junio del 2009. En la ciudad de Lima, la vida transcurre como siempre, opaca y como si nunca ocurriera nada. En cualquier quiosco donde se expenden periódicos, las noticias del mensaje de la Nacion sobre los hechos terribles en Bagua y su arrepentimiento por no haber consultado con los nativos de los decretos ya derogadas que costaron la vida de 35 peruanos y muchos desaprecidos, son las que dominan la mayoría de portadas de los diarios, o la publicidad de la defensa del titulo mundial de Kina Malpartida.
Pero nosotros y la gente que tiene memoria vemos que los diarios estan mas preocupados en echarle la culpa a Chavez, Evo, de una conspiracion internacional en contra de la DEMOCRACIA y salvarle el pellejo a un presidente y tambien uno de los genocidas (y ladrones) mayores de la historia latinoamericana y por que no, mundial, Alan García Pérez y mas ahora con la masacre y matanza en Bagua de nativos y policias, en el genocidio de más de trescientos presos políticos del Perú, cuando estos se amotinaron en los penales de El Frontón, Lurigancho y Santa Bárbara entre el 18 y 19 de junio de 1986.

Hace 23 años Alan García Pérez dirigió la matanza de los penales en complicidad con su Consejo de Estado, que era integrado por conocidos "demócratas" como Alan Wagner, el congresista Luis Gonzales Posada -el eterno "experto" en relaciones internacionales- o el ex candidato presidencial aprista en el 2000, Abel Salinas, quienes junto a Agustín Mantilla, dieron rienda suelta a su venganza político-ideológica contra los presos politicos (antes llamados asi, ahora TERRORISTAS), muchos de ellos INOCENTES, siendo ellos campesinos quechuahablantes (que no sabian por que estaban ahi), jovenes (delito, ser estudiantes y provincianos), a algunos de ellos solo eran cuestion de horas su libertad, y claro senderistas. Queremos que se juzgue a García Pérez, la pandilla aprista y a los marinos de gatillo fácil, existen suficientes pruebas, tanto de los resultados de las autopsias, testimonios de los sobrevivientes, agentes de seguridad y de los mismos marinos que participaron en el operativo de exterminio. Pero con un Poder Judicial copado por apristas y fujimontesinistas, la sentencia que debe hacer justicia nunca se concreta ¿Acaso nuestro sistema penal esta motivando inconscientemente un ajusticiamiento popular a lo Ilave contra los culpables, para recién acelerar el proceso? ¿Somos tan ingenuos en esperar una sentencia justa de una institución judicial manipulada partidariamente por los mismos genocidas?

Cuando Alan García ordenó la matanza de los penales, toda la prensa peruana dijo que se había realizado en “defensa de la democracia”. El presidente felicitó a todos los participantes y empezó un esfuerzo por atenuar la cifra de los muertos, mientras los soldados dispersaban los cadáveres en entierros clandestinos en cementerios informales en los alrededores de la ciudad. Pero unos días después se cayó la mentira y el presidente tuvo que retroceder y admitir que hubo asesinato de rendidos en EL FRONTON y los otros penales y “excesos” en distinto grado. Ahí fue que lanzó su famosa declaración: “o se van ellos (los asesinos) o me voy yo”. Y nadie se fue.

Muchos de los familiares encontraron los restos de sus seres queridos, pero aquellos que seguimos en la lucha para encontralos y darle una sepultura digna (el desaparecido es un muerto sin tumba, un cuerpo sin cuerpo) luchar para que se castigue a los asesinos, que están en el poder.
Por años hemos tenido que llevar en nuestras espaldas y aun lo hacemos y lo seguiremos haciendo, el estigma de soportar que a nuestro ser querido se les llame TERRORISTA y tantas otras calificaciones, pero acaso ustedes ¿Los conocieron?, ¿convivieron con ellos para que se les juzguen de esa manera?, quienes son ustedes para mancillar el honor y el nombre de aquellos que ya no estan, y que no pueden defenderse, YA BASTA, son 23 años de inmenso dolor, de llorar al hermano, al padre, al hijo, a aquel que tenia sueños de un mundo diferente, a aquel que queria que tuvieramos las mismas oportunidades, a aquel que queria darle una mejor calidad de vida a su madre, a su padre y hermanos...
Lima seguirá opaca como si no ocurriera nada, indiferente a lo que suceda en la sierra y selva, porque para el genocida ellos no son ciudadanos de primera clase. Sin embargo, el poder no podrá silenciar ni desmotivar la lucha por la justicia, porque para los genocidas no hay olvido ni perdón.

domingo, 7 de junio de 2009

Horror en Bagua, Basta de manipulaciones y mentiras

La Verdad de la Matanza de la Selva

Un niño de 12 años fue asesinado. Una niña de 6 años fue baleada por los policías.

Luego de la masacre genocida más de 300 pobladores indígenas resultaron con heridas graves, casi 700 con heridas leves. Más de 20 nativos muertos. Más de 50 indígenas secuestrados, de los cuales como 20 nativos fueron llevados a Chiclayo y allí estarían siendo torturados y son ocultados al publico.

Toda esa barbarie la ordenó ejecutar el gobierno alanista el 5 de junio en horas de la madrugada, asesinando a sangre fría a los nativos en sus carpas.
Inmediatamente después la policía estuvo destruyendo y ocultando los cuerpos de varios nativos asesinados, aprovechando que a más de la mitad de los indígenas el estado nunca les dió documentos de identidad, es decir, al desaparecerlos no habrá base legal para reclamarlos ni castigar a los criminales. La militarización y el toque de queda fue para facilitar la destrucción de los cuerpos masacrados.

Después de la matanza de la selva, estamos viendo nuevamente a los operadores de García tratando de cambiar la realidad de lo ocurrido. La orden de Lima ha sido esconder los cadáveres y negárselos a sus familiares, mientras se informa de una cifra de nativos muertos que nada tiene que ver con los informes enviados de la zona de conflicto por los corresponsales de prensa, médicos y autoridades, ni con las fotos de los enfrentamientos. El propósito es decir que los masacrados fueron los policías, atacados suicidamente por los indígenas que, con lanzas y flechas, se lanzaron contra 600 efectivos de la Dinoes armados con fusiles y granadas, respaldados desde el aire con helicópteros. Que la tropa hubiera llegado recién un día antes, en coincidencia con la maniobra de votación en el Congreso, seguro que era pura casualidad.

La mentira, como en el 86, tiene los pies cortos. Nadie, ni siquiera el PPC, ni los fujimoristas, avala esta versión victimista. El gobierno ha vuelto a conseguir el aislamiento perfecto, y eso ha sido así porque los indígenas resistieron y la población de la selva se rebeló a la masacre. El incendio de los locales del Estado y del partido de gobierno simboliza este entierro del aprismo en el oriente peruano, cuyos parlamentarios de selva: Pastor, Zumaeta y otros, combaten ahora a los amazónicos, pero lo hacen atrincherados en Lima, de donde difícilmente podrán salir. Ningún otro partido quiere correr esta suerte y algunos más bien tratan de sacudirse de su corresponsabilidad en haber obstaculizado el debate sobre los decretos legislativos cuya derogatoria reclamaban los indígenas. Van a pasar los días y el gobierno va a terminar pagando sus culpas por la matanza de la selva. Entonces quedarán claras las órdenes de desalojar lo más pronto posible y con uso de los medios de guerra disponibles, lo que los generales interpretaron, como el 86, como una orden de matanza. Sólo que ahora el gobierno es mucho más débil del que había hace 23 años. El especialista en masacres que se escapan de las manos, debe estar sintiendo que en una semana (caso Panamericana, caso Bagua) echó a perder todo el trabajo de reconstrucción de su imagen y la de su gobierno, desde su famosa maniobra de octubre de nombrar a Simon para tapar el caso de los petroaudios. Lo piensa, pero no se atreve a reconocerlo. Las mentiras de estos días son un salvavidas de un gobierno que naufraga. ¿Y ahora quién es el que se va?

¡Qué admirables son estos Pueblos Ancestrales! que por defender la Amazonía tienen el Valor de perder su sangre, sus vidas y renunciar a su libertad. Son los Mártires que La Humanidad nunca olvidará.

Ahora, en todas las regiones del Perú se prepara LA GRAN MARCHA POR LA PAZ, para detener la violencia del gobierno alanista.